Un año que se acaba
¡Bueno, agradezco millones por su acompañamiento, las lecturas, comentarios y apoyo!
Quiúbole, se nos fue el año, ¿verdad?
Todo el mundo ha pensado alguna vez que cada día es el fin de un año y quizás nos preguntamos qué validez tiene realmente el calendario. Pero bueno, la verdad es que la efeméride cuenta, y aunque no hay transformación garantizada al cruzar ese puente, aquí estamos, terminando una fecha para comenzar con otra.
Pues yo decidí hacer unos resúmenes del 2023. Mis news más leídos, libros y música que llegaron, momentos también. Vamos a ello:
Desde que comencé la publicación de este newsletter, o envío, han habido muchas emociones. Por escribirlo, por interactuar, por ver a quién le gustó o qué comentarios fueron motivados. Comienzo entonces con los cinco envíos que tuvieron más visitas (pueden dar click en el título):
Haití, cherie, calidez de lejanías. Me encanta que este envío sea el que ha tenido más visitas. Haití está siempre presente, desde que desembarqué ahí por primera vez en 1998.
Encontrarse en Haití es visitar el color, navegarlo, vivirlo en la piel. Parecen colores arrancados de una paleta que no ha sido usada nunca, primigenia o primitiva. Haití es un territorio de luces, olores y pasión sensorial. Caminando por las calles haitianas se puede sentir y vivir ese asalto cromático, en nuestras pieles, en el rojo del carbón encendido que calienta una marmita, en la blancura calcárea que bordea el mar, en la ruta a Gonaïves, en las pinturas que se agolpan en las calles, donde se repite una y otra vez un arte que pareciera ser colectivo.
Memoria de los pies que gastaron el polvo. El segundo envío en cuanto a visitas es el primero de esta aventura. Aquí comienzo a hablar, desde la nostalgia, del recorrido que es la vida.
Algo que desde muy niño me ha mantenido atrapado es la imagen del espacio, del territorio, del sitio, del lugar. Al principio solamente como una noción, ligada a una admiración tempranera de la belleza que fija la atención y los latidos, luego como un gigantesco agujero existencial, al darme cuenta de que cada sitio solo existía una vez y que no podía haber otro igual. Y después como un concepto más complejo, que tenía que explicar y admirar al mismo tiempo, con el miedo a la descripción y el pánico a las paradojas.
Mi mochila, la computadora y un libro. Una explosión de gas en el edificio del frente se convirtió en un recordatorio de fragilidad, de fuerza, de riesgo. Sobre todo de la capacidad brutal que tienen los instantes.
A las 7:15 am sonó la explosión. Todo cimbró. Parecido a un temblor, pero no igual. El terremoto es como si alguien con mucha fuerza te agarrara de los hombros y te sacudiera, de esafuerza depende que tanto daño hace. La explosión es como si todo, en un espacio muy corto, se pusiera en movimiento, a cimbrar, justamente, no a temblar.
Estamos en mi apartamento en el piso 27, mi hija Eva de 9 años y yo. A ella la despertó el sonido aplastante de la explosión. Me vino a ver con ojos de no entender, como espoleando en mí si debía asustarse o no. Yo no sabía, no sabía nada…
Sonidos también traídos de una Europa nostálgica, del país que miraba y sigue mirando al mar con los ojos abiertos. Hablé de África, porque siempre está presente, en la vida cotidiana, en los libros, en los recuerdos. África que marcó tanto en la vida, en la historia general y particular.
Estoy escribiendo sobre África, sobre una relación que pasa ya los 20 años, desde el día vaporoso en que aterricé por primera vez en Antananarivo y que dio comienzo el asombro, desde el altiplano hasta las planicies de la isla de Madagascar, pasando por tantas calles en Luanda, Maputo, Lilongwé, Cotonú o Kamapala. Del África colonizada por los portugueses, donde he pasado tantos años, donde viví la extrañeza, pero también la rotunda certeza de que aquí y allá nos parecemos.
Esos puertos estelares donde la imaginación encontró su razón de ser. Hablé de bibliotecas y de librerías. Las primeras fueron abriendo un acceso impensable al mundo de la literatura, el arte, la cultura. Imprescindible para quien no puede comprar libros o aún no tiene el criterio para escoger y quiere aventurarse por un mundo desconocido y bello.
En 2017 pasé frente a la librería Lello en Luanda, cerca de la avenida Marginal. Me dio tristeza mirar el cascarón vacío que se había quedado en pie, como atestiguando un mensaje que no es fácil de interpretar, porque es como un lamento, largo y continuo. ¿Será una queja, para todas las ciudades y culturas que no sabemos cuidar nuestros lugares, nuestra cultura?
En la vida pasé por muchas librerías, algunas en su esplendor total, otras misteriosas y otras en estados lamentables.
APARICIONES
El 2023 tuvo muy buenas apariciones de literatura, cine y música.
Estos son los libros que leí este año:
Quiero reseñar cinco que realmente me causaron un gran impacto. No tienen un orden de importancia.
El club de los optimistas incorregibles de Jean Michel Guenassia. Una novela llena de nostalgia, de vivacidad, de historia. Una forma de narrar que transcurre por momentos clave que forjaron el mundo de la posguerra mundial y la guerra fría desde la escala más elemental de la vida humana, de lo cotidiano, de lo pequeño y entrañable.
Esto no es vida de Cheri Lewis. Una joven autora panameña con una potencia impresionante para narrar. Con firmeza y alegría, sin temor de los viejos símbolos y límites.
The book of lost names de Kristin Harmel. Esta historia, que ocurre en la Francia ocupada en la segunda guerra mundial, revela personas, aportes, vidas, que normalmente son invisibilizadas. Trozos de historia que se ubican en las pausas, en los intersticios de los acontecimientos grandes y generalizadores.
Por qué volvías cada verano de Belén López Peiró. Una narración desgarradora, de esas que te golpean de frente y revelan lo que está frente a nuestros ojos. Incómoda y valiente, una forma de entender cómo el abuso y la violencia de género han convivido con nosotros, con una sociedad que la tapa con un velo cómplice y castigador.
A face mais doce do azar de Vera Saad. Una novela genial de esta autora brasileña, quien utiliza el lenguaje con maestría para combinar el contexto de un Brasil azotado por la crisis económica y la corrupción con la vida de una joven que va marcando su camino por esa vida. Hermosa, contundente y actual.
Bueno, agradezco millones por su acompañamiento, las lecturas, comentarios y apoyo.
¡Nos vemos en 2024!
Saludos desde un Panamá caliente y lluvioso.
Siempre es un gusto leerte, gracias a ti por compartir tus vivencias y recomendaciones de libros, música y alimentar el espíritu de descubrir cosas nuevas. Te deseo un 2024 con muchos buenos libros y nuevas experiencias de vida que llenen el alma